El estado montañoso, localizado en el centro-noroeste de la República Mexicana, es famoso por su relevancia en el México de la Revolución, siendo uno de los escenarios más importantes de las hazañas de Francisco Villa y un importante centro minero, actividad que surgió a inicios del siglo XIX y permanece gracias a que en él se encuentra uno de los yacimientos de hierro más importantes en el mundo; Cerro del Mercado. Pero si su ciudad es como una extensa obra de arte, su gastronomía es un verdadero festín. Por su herencia, mezcla de sangre indígena y española; el frijol, maíz y chile están presentes en la mayoría de sus platillos. Los alimentos secos, que se remontan a las distancias que recorrían sus primeros pobladores originarios de Europa al fincar sus casas, son algo que llegó para quedarse. Así, es común preparar alimentos secos para prolongar su duración y que puedan servir aún a costa del clima y la distancia, algunos que puedes encontrar por todo el estado son; la carne seca, los chuales y el pinole, hasta en el atole. Definitivamente la mejor época para visitar la capital duranguense es de enero a mayo y de finales de julio a diciembre.