Para ser elegible para jugar baloncesto en silla de ruedas un jugador debe tener una discapacidad física permanente en sus extremidades inferiores, que le impida correr, saltar y pivotar como un jugador a pie, y aun en las superiores.
Esta disciplina se realiza de la misma manera que el baloncesto convencional. Los jugadores pasan el balón sobre el campo de juego haciendo botar la misma para lograr acercarse lo más posible al área rival y de este modo lograr anotar sobre la canasta de su rival.
Se otorgan uno, dos o tres puntos por cada gol, dependiendo de dónde se lanza la pelota. El equipo con más puntos al final del juego gana.